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Lunes 3 de febrero de 2025
febrero 3
3 Pasos para Vivir el Evangelio Diario
Lunes, 3 de febrero de 2025
Evangelio: Marcos 5, 1-20
4ª Semana del Tiempo Ordinario
1. Saludo y Presentación Inicial
¡Hola! Bienvenido a 3 Pasos para Vivir el Evangelio Diario. Hoy es lunes 3 de febrero de 2025, iniciamos la 4ª Semana del Tiempo Ordinario y meditamos el Evangelio de Marcos 5, 1-20. En este pasaje, Jesús libera a un hombre poseído por muchos demonios, mostrándonos su poder sobre el mal y su deseo de restaurar nuestra vida.
2. Introducción Contextualizada
El Evangelio nos presenta a Jesús llegando a la región de los gerasenos, donde encuentra a un hombre atormentado por una legión de demonios. Este hombre vivía entre las tumbas, aislado y sin esperanza. Pero con una sola palabra, Jesús lo libera y le devuelve la paz.
Este pasaje nos recuerda que Jesús tiene poder para liberarnos de aquello que nos esclaviza. No hay cadena tan fuerte ni situación tan oscura que Él no pueda transformar. Veamos cómo aplicar esta enseñanza en nuestra vida.
3. Lectura del Evangelio
Espíritu inmundo, sal de este hombre.
Del santo Evangelio según san Marcos: 5, 1-20
En aquel tiempo, después de atravesar el lago de Genesaret, Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla, a la región de los gerasenos. Apenas desembarcó Jesús, vino corriendo desde el cementerio un hombre poseído por un espíritu inmundo, que vivía en los sepulcros. Ya ni con cadenas podían sujetarlo; a veces habían intentado sujetarlo con argollas y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba las argollas; nadie tenía fuerzas para dominarlo. Se pasaba días y noches en los sepulcros o en el monte, gritando y golpeándose con piedras.
Cuando aquel hombre vio de lejos a Jesús, se echó a correr, vino a postrarse ante él y gritó a voz en cuello: “¿Qué quieres tú conmigo, Jesús, Hijo de Dios altísimo? Te ruego por Dios que no me atormentes”.
Dijo esto porque Jesús le había mandado al espíritu inmundo que saliera de aquel hombre. Entonces le preguntó Jesús: “¿Cómo te llamas?”. Le respondió: “Me llamo Legión, porque somos muchos”. Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había allí una gran piara de cerdos, que andaban comiendo en la falda del monte. Los espíritus le rogaban a Jesús: “Déjanos salir de aquí para meternos en esos cerdos”. Y él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y todos los cerdos, unos dos mil, se precipitaron por el acantilado hacia el lago y se ahogaron.
Los que cuidaban los cerdos salieron huyendo y contaron lo sucedido, en el pueblo y en el campo. La gente fue a ver lo que había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al antes endemoniado, ahora en su sano juicio, sentado y vestido. Entonces tuvieron miedo. Y los que habían visto todo, les contaron lo que le había ocurrido al endemoniado y lo de los cerdos. Ellos comenzaron a rogarle a Jesús que se marchara de su comarca.
Mientras Jesús se embarcaba, el endemoniado le suplicaba que lo admitiera en su compañía, pero él no se lo permitió y le dijo: “Vete a tu casa a vivir con tu familia y cuéntales lo misericordioso que ha sido el Señor contigo”. Y aquel hombre se alejó de ahí y se puso a proclamar por la región de Decápolis lo que Jesús había hecho por él. Y todos los que lo oían se admiraban.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
4. Momento de Reflexión: Invitación a Vivir los 3 Pasos
Este Evangelio nos muestra que Jesús viene a liberarnos y a darnos una nueva vida. Veamos tres pasos para vivir esta enseñanza.
Paso 1: Reconoce lo que te ata
El hombre de este Evangelio vivía entre los sepulcros, prisionero de su propia oscuridad. Así también, hay cosas en nuestra vida que nos atan: miedos, pecados, heridas del pasado. Jesús quiere que reconozcamos lo que nos impide vivir en libertad.
Imagina… Un joven lucha con la adicción a las redes sociales. Pasa horas comparándose con otros y se siente atrapado. Un día, decide enfrentar su problema, pedir ayuda y poner límites. Poco a poco, recupera su paz y su tiempo.
Pregúntate: ¿Qué cosas en tu vida te están alejando de la verdadera libertad?
Paso 2: Deja que Jesús te libere
Jesús tiene poder para romper cualquier cadena. No basta con reconocer el problema; necesitamos acudir a Él con fe y pedirle que nos sane.
Imagina… Una mujer carga resentimiento contra alguien que la lastimó. Cada día su corazón se endurece más. Un día, decide entregarle su dolor a Jesús y pedirle que la ayude a perdonar. Poco a poco, siente una paz que no había experimentado en años.
Pregúntate: ¿Has permitido que Jesús entre en tu vida y te libere de aquello que te pesa?
Paso 3: Anuncia lo que Dios ha hecho en ti
Después de ser liberado, el hombre quiere seguir a Jesús, pero Él le dice: “Vuelve a tu casa y cuenta lo que Dios ha hecho contigo”. Nuestra misión es compartir con otros el amor y la misericordia de Dios.
Imagina… Un hombre vivió años alejado de la Iglesia. Cuando regresa, experimenta el amor de Dios y empieza a invitar a otros a conocerlo. Su testimonio inspira a muchos a volver a la fe.
Pregúntate: ¿Cómo puedes compartir con otros lo que Dios ha hecho en tu vida?
5. Conclusión
Hoy Jesús nos invita a vivir en libertad. Recordemos los tres pasos:
1️⃣ Reconoce lo que te ata.
2️⃣ Deja que Jesús te libere.
3️⃣ Anuncia lo que Dios ha hecho en ti.
Que este Evangelio nos ayude a vivir con un corazón libre y lleno de esperanza.
6. Despedida Final
Que la escucha de la Palabra de Dios se convierta en una bendición para toda tu jornada. ¡Hasta la próxima!
¿Qué es 3 Pasos para vivir el Evangelio Diario?
Es un espacio diseñado para acompañarte en el hermoso desafío de descubrir tu vida como un camino. Cada día nos encontramos ante la oportunidad de avanzar y este podcast busca ser una guía basada en la Palabra de Dios para dar tres pasos concretos hacia nuestra meta final: estar con Él.
Con reflexiones claras y accesibles exploramos juntos el Evangelio, desglosándolo en pasos prácticos que te ayuden a vivir más plenamente tu fe. Este esfuerzo no es solo un momento de escucha, sino una invitación a caminar juntos cada día al encuentro con Dios