
Misa de Corpus Christi – 19 de Junio de 2025
junio 19
Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo
Celebración Eucarística
🕊️ MONICIÓN INICIAL
(hecha por un miembro del equipo parroquial, antes del canto de entrada)
Queridos hermanos, sean bienvenidos a nuestro Santuario de San Juan Pablo II.
Hoy celebramos con alegría la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, conocida como Corpus Christi, el gran día en que la Iglesia contempla y adora el misterio de la Eucaristía, presencia viva y real de Jesús en medio de nosotros.
Esta celebración corona nuestra procesión, que no ha sido solo un caminar por las calles, sino una expresión de fe y amor al Señor que se queda con nosotros como Pan partido para la vida del mundo.
Durante esta Santa Misa, nuestros ministros extraordinarios de la Comunión renovarán su compromiso de servicio al Pueblo de Dios, recordándonos que todo ministerio brota del altar y se sostiene en el amor eucarístico.
La fiesta del Corpus Christi nos invita a levantar la mirada y el corazón hacia Jesús Eucaristía, Pan vivo bajado del cielo, que alimenta nuestra fe, fortalece nuestra unidad y nos envía como testigos.
La Eucaristía no es un símbolo vacío, sino Cristo mismo, presente con su Cuerpo y su Sangre, entregado por amor. Al adorar y comulgar, entramos en comunión con Él y con toda la Iglesia, y somos transformados en lo que recibimos.
Que esta celebración nos lleve a renovar nuestro deseo de vivir una Iglesia más fraterna, más eucarística y más sinodal, donde cada uno asuma su misión como discípulo misionero.
Invitamos también a quienes nos siguen desde casa a unirse con fe y devoción. Participen con el corazón abierto, respondiendo a cada aclamación.
Apóyanos con un “me gusta”, suscribiéndote y compartiendo esta transmisión para que más hogares reciban la gracia de esta solemnidad.
Nos ponemos de pie y damos inicio a nuestra Eucaristía.
🕊️ Monición para la Aspersión con Agua Bendita
Hermanos y hermanas:
En este día solemne en que celebramos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, signo supremo del amor de Dios, iniciamos nuestra celebración recordando con gratitud el don del Bautismo.
Al ser rociados con el agua bendita, pedimos al Señor que purifique nuestro corazón y renueve en nosotros la gracia de ser su pueblo, unido por el mismo Pan y fortalecidos por un mismo Espíritu.
Que esta aspersión nos disponga a participar con fe y devoción en los sagrados misterios.
💧 Oración para bendecir el agua
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno,
tú has querido que por el agua,
fuente de vida y medio de purificación,
también nuestras almas fueran limpiadas y recibieran el don de la vida eterna.
Dígnate bendecir † esta agua,
para que al ser rociados con ella,
renovemos la gracia del Bautismo
y seamos fortalecidos en la comunión que brota del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo.
Haz que, purificados por tu misericordia,
nos acerquemos con corazón limpio al banquete de la Eucaristía,
y caminemos con alegría hacia la Pascua eterna.
Por Cristo nuestro Señor.
R. Amén.
LITURIGA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Melquisedec presentó pan y vino.
Del libro del Génesis: 14, 18-20
En aquellos días, Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios altísimo, y bendijo a Abram, diciendo: “Bendito sea Abram de parte del Dios altísimo, creador de cielos y tierra; y bendito sea el Dios altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos”.
Y Abram le dio el diezmo de todo lo que había rescatado.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 109
R.Tú eres sacerdote para siempre.
- Esto ha dicho el Señor a mi Señor:
“Siéntate a mi derecha;
yo haré de tus contrarios el estrado
donde pongas los pies”. R.
- Extenderá el Señor desde Sión
tu cetro poderoso y tú dominarás al enemigo. R.
- Es tuyo el señorío;
el día en que naciste
en los montes sagrados,
te consagró el Señor antes del alba. R.
- Juró el Señor y no ha de retractarse:
“Tú eres sacerdote para siempre,
como Melquisedec”. R.
SEGUNDA LECTURA
Cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 11, 23-26
Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he transmitido: Que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”.
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que beban de él”.
Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
SECUENCIA
(Puede omitirse o puede recitarse en forma abreviada, comenzando por la estrofa: *“El pan que del cielo baja”).
Al Salvador alabemos,
que es nuestro pastor y guía.
Alabémoslo con himnos
y canciones de alegría.
Alabémoslo sin límites
y con nuestras fuerzas todas;
pues tan grande es el Señor,
que nuestra alabanza es poca.
Gustosos hoy aclamamos
a Cristo, que es nuestro pan,
pues él es el pan de vida,
que nos da vida inmortal.
Doce eran los que cenaban
y les dio pan a los doce.
Doce entonces lo comieron,
y, después, todos los hombres.
Sea plena la alabanza
y llena de alegres cantos;
que nuestra alma se desborde
en todo un concierto santo.
Hoy celebramos con gozo
la gloriosa institución
de este banquete divino,
el banquete del Señor.
Ésta es la nueva Pascua,
Pascua del único Rey,
que termina con la alianza
tan pesada de la ley.
Esto nuevo, siempre nuevo,
es la luz de la verdad,
que sustituye a lo viejo
con reciente claridad.
En aquella última cena
Cristo hizo la maravilla
de dejar a sus amigos
el memorial de su vida.
Enseñados por la Iglesia,
consagramos pan y vino,
que a los hombres nos redimen,
y dan fuerza en el camino.
Es un dogma del cristiano
que el pan se convierte en carne,
y lo que antes era vino
queda convertido en sangre.
Hay cosas que no entendemos,
pues no alcanza la razón;
mas si las vemos con fe,
entrarán al corazón.
Bajo símbolos diversos
y en diferentes figuras,
se esconden ciertas verdades
maravillosas, profundas.
Su sangre es nuestra bebida;
su carne, nuestro alimento;
pero en el pan o en el vino
Cristo está todo completo.
Quien lo come, no lo rompe,
no lo parte ni divide;
él es el todo y la parte;
vivo está en quien lo recibe.
Puede ser tan sólo uno
el que se acerca al altar,
o pueden ser multitudes:
Cristo no se acabará.
Lo comen buenos y malos,
con provecho diferente;
no es lo mismo tener vida
que ser condenado a muerte.
A los malos les da muerte
y a los buenos les da vida.
¡Qué efecto tan diferente
tiene la misma comida!
Si lo parten, no te apures;
sólo parten lo exterior;
en el mínimo fragmento
entero late el Señor.
Cuando parten lo exterior,
sólo parten lo que has visto;
no es una disminución
de la persona de Cristo.
*El pan que del cielo baja
es comida de viajeros.
Es un pan para los hijos.
¡No hay que tirarlo a los perros!
Isaac, el inocente,
es figura de este pan,
con el cordero de Pascua
y el misterioso maná.
Ten compasión de nosotros,
buen pastor, pan verdadero.
Apaciéntanos y cuídanos
y condúcenos al cielo.
Todo lo puedes y sabes,
pastor de ovejas, divino.
Concédenos en el cielo
gozar la herencia contigo.
Amén.
EVANGELIO
Comieron todos y se saciaron.
Del santo Evangelio según san Lucas: 9, 11-17
En aquel tiempo, Jesús habló del Reino de Dios a la multitud y curó a los enfermos.
Cuando caía la tarde, los doce apóstoles se acercaron a decirle: “Despide a la gente para que vayan a los pueblos y caseríos a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar solitario”. Él les contestó: “Denles ustedes de comer”. Pero ellos le replicaron: “No tenemos más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para toda esta gente”. Eran como cinco mil varones.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta”. Así lo hicieron, y todos se sentaron. Después Jesús tomó en sus manos los cinco panes y los dos pescados, y levantando su mirada al cielo, pronunció sobre ellos una oración de acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos para que ellos los distribuyeran entre la gente.
Comieron todos y se saciaron, y de lo que sobró se llenaron doce canastos.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
HOMILÍA
Rito de Renovación del Ministerio de la Comunión
Este rito se celebrará después de la homilía y antes de la oración de los fieles, para dar el justo espacio a la proclamación de la Palabra y preparar el corazón de la comunidad para el compromiso ministerial.
Se realizará con profundo respeto, reverencia y recogimiento, reconociendo la importancia del ministerio que estos hermanos asumen en la Iglesia y en la comunidad.
La asamblea participa activamente, consciente de que este es un momento de renovación vocacional y servicio, que fortalece el cuerpo eclesial.
Monición
Hermanos y hermanas, después de escuchar la Palabra de Dios en la homilía, nos disponemos a vivir un momento muy especial dentro de esta Eucaristía.
Vamos a acompañar a nuestros hermanos que han sido llamados a servir como Ministros Extraordinarios de la Comunión.
Les pedimos a los ministros elegidos que, por favor, pasen adelante y se coloquen frente al altar para renovar su compromiso de servicio.
Este ministerio es una gran responsabilidad y una expresión de amor al Señor y a nuestra comunidad.
Les invitamos a todos a participar con respeto y oración en este rito que ahora comenzará el sacerdote.
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Palabras solemne del sacerdote antes del rito
Sacerdote:
Hermanos y hermanas, en esta sagrada solemnidad del Corpus Christi, en la que veneramos la presencia real y verdadera de Nuestro Señor Jesucristo en la Eucaristía, nos disponemos a vivir un momento de profunda gracia y compromiso.
Hoy renovarán su compromiso los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión, miembros de esta misma comunidad, personas que han sido elegidas cuidadosamente por mí, su pastor, y autorizadas por nuestro obispo para desempeñar un servicio sagrado y de gran responsabilidad.
No son personas perfectas, sino hermanos y hermanas que día a día buscan crecer en santidad, siguiendo el ejemplo de San Juan Pablo II, quien nos enseñó que la santidad es posible para todos y se construye en el compromiso cotidiano con Dios y el prójimo.
Es tarea de toda la comunidad velar para que quienes asumen esta misión brillen por su integridad, su testimonio y su búsqueda constante de santidad. Este ministerio no es solo distribuir la Comunión durante la misa, sino llevar la presencia viva de Cristo a nuestros hermanos enfermos, siendo signo palpable de su amor y cercanía.
Acompañemos con oración y respeto este momento de renovación, pidiendo al Espíritu Santo que los fortalezca y guíe en su servicio, para que sean verdaderos signos de la caridad de Cristo en medio de nosotros.
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Interrogatorio público (Sacerdote frente a los ministros y la asamblea)
Sacerdote:
¿Están conscientes del gran don que es servir al Cuerpo de Cristo presente en la Eucaristía?
Ministros (todos juntos):
Sí, con la gracia de Dios.
Sacerdote:
¿Se comprometen a distribuir la Sagrada Comunión con reverencia, respeto y humildad, conscientes de que no es un simple acto, sino un ministerio sagrado?
Ministros:
Sí, con la gracia de Dios.
Sacerdote:
¿Están dispuestos a llevar la comunión a nuestros hermanos enfermos, para ser instrumentos de consuelo y esperanza en sus casas?
Ministros:
Sí, con la gracia de Dios.
Sacerdote:
¿Se comprometen a prepararse con oración y dedicación para cumplir este servicio con puntualidad y entrega generosa?
Ministros:
Sí, con la gracia de Dios.
3. Lectura Solemne de la Carta de Consagración
(por un ministro designado o todos juntos)
Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión
Señor Jesús, presente en el Santísimo Sacramento del altar:
Hoy, en esta solemnidad del Corpus Christi, ante Ti y ante esta comunidad que me ha visto crecer en la fe, renuevo con humildad y alegría mi compromiso como Ministro Extraordinario de la Sagrada Comunión.
Reconozco que este ministerio no es un privilegio, sino una llamada:
Una llamada a servirte con manos temblorosas, pero llenas de amor;
Una llamada a acercarme a Ti con el corazón contrito,
y a llevarte con dignidad a los corazones de tus hijos,
especialmente a los más frágiles, a los enfermos y a los que sufren.
Sé que no soy perfecto, pero deseo caminar cada día hacia la santidad.
Aspiro a que mi vida sea coherente con el Cuerpo de Cristo que llevo.
Quiero que mi servicio no sea solo gesto, sino testimonio;
no solo función, sino adoración;
no solo entrega de pan consagrado, sino entrega de mi vida.
Me comprometo a prepararme con oración y pureza de intención,
a vivir con reverencia cada encuentro contigo,
y a servir con caridad, respeto y fidelidad a tu Iglesia.
Haz, Señor, que nunca me acostumbre a este misterio,
que cada vez que mis manos te sostengan, mi alma tiemble de amor y gratitud.
Que cuando te lleve a los enfermos, seas Tú quien consuele,
y que cuando te distribuya en la misa, seas Tú quien alimente.
Hoy firmo este compromiso como testimonio de mi entrega,
conscientemente, libremente y con todo el amor que soy capaz de darte.
Tómame, purifícame y úsame para tu gloria.
Amén.
- Firma pública del compromiso
Sacerdote:
Lo que estamos a punto de presenciar no es un simple acto administrativo, sino un gesto público de fidelidad y responsabilidad.
Los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión, después de haber renovado su consagración al Señor, firmarán la Carta de Compromiso, donde expresan de manera concreta las responsabilidades que asumen: servir con obediencia, reverencia y amor, tanto en la Misa como en la visita a los enfermos.
Esta firma expresa su disponibilidad a ejercer este ministerio por delegación del sacerdote y con la autorización del obispo, siempre bajo la comunión con la Iglesia y con la conciencia de que su testimonio debe ser coherente con el Cuerpo de Cristo que portan.
Que este gesto sea para todos un llamado a valorar más profundamente la Eucaristía y a orar por quienes la distribuyen con fe y entrega.
Invito ahora a los Ministros Extraordinarios de la Comunión a firmar sobre el Altaar este compromiso, signo visible de su entrega y responsabilidad ante Dios y la comunidad.
(Los ministros se acercan en orden y firman un documento con el texto del compromiso.)
- Oración de bendición (por el sacerdote)
Oremos:
Señor Jesucristo, que en la Eucaristía te nos entregas por amor,
bendice a estos hermanos que hoy renuevan su entrega.
Fortalécelos con tu Espíritu, para que su servicio sea siempre reverente, humilde y fecundo.
Que sus manos distribuyan tu Cuerpo con temblor santo,
y sus pasos lleguen con tu paz a los enfermos y necesitados.
Sosténlos en la prueba, purifícalos en su caminar,
y hazlos testigos fieles de tu presencia viva en medio del mundo.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R/ Amén.
- Palabras Finales de Presentación
Sacerdote:
Querida comunidad: Después de haber vivido este momento de oración, renovación y compromiso, deseo presentarles ahora a quienes, durante este año, asumirán el servicio como Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión.
No los presentamos como “los elegidos”, ni como personas superiores, sino como hermanos de nuestra propia comunidad que, por disposición y discernimiento pastoral, han sido encomendados por el sacerdote y autorizados por el obispo para este ministerio.
Su tarea es concreta: servir a Cristo en el altar y en los hermanos, especialmente los enfermos y ausentes. Lo harán en nombre de la Iglesia, pero con los pies bien puestos en esta comunidad concreta que los conoce, los acompaña y los anima.
Que sepamos todos que este ministerio no les pertenece: es un servicio que se ejerce mientras sea necesario y mientras vivan con fidelidad su vocación bautismal.
Como comunidad, recibámoslos con respeto, con oración y con la esperanza de que su testimonio nos edifique a todos.
Y demos un aplauso a Dios, que sigue llamando y enviando a estos hermanos nuestros al servicio de su Iglesia.
📿 ORACIÓN DE LOS FIELES
Leída por los Ministros Extraordinarios de la Comunión, después de renovar su compromiso ministerial
Sacerdote (introducción):
Hermanos, al celebrar el misterio del Cuerpo y la Sangre de Cristo, elevemos nuestras súplicas al Padre, fuente de todo bien, para que, alimentados por este Pan de Vida, vivamos como una Iglesia fraterna, eucarística y sinodal. Respondamos todos:
R/ Señor, que tu Cuerpo nos transforme en Iglesia viva.
Ministro 1: Por la Iglesia extendida en el mundo, para que la fuerza del Cuerpo de Cristo la haga signo de unidad, camino de sinodalidad y lugar de comunión entre todos los pueblos.
Roguemos al Señor.
Ministro 2: Por el Papa Leon 14, nuestro obispo Gerardo y todos los pastores de la Iglesia, para que alimentados en la Eucaristía, sirvan con sabiduría, humildad y alegría al Pueblo Santo de Dios.
Roguemos al Señor.
Ministro 3: Por nuestra comunidad del Santuario de San Juan Pablo II, para que al recibir a Cristo en la Eucaristía, nos comprometamos a vivir con mayor fraternidad, escucha y espíritu de misión.
Roguemos al Señor.
Ministro 4: Por nosotros, ministros extraordinarios de la comunión, para que este ministerio que hoy renovamos, sea siempre vivido con reverencia, generosidad y ardor misionero.
Roguemos al Señor.
Ministro 5: Por los enfermos, adultos mayores y quienes no pueden participar presencialmente de la Misa, para que al recibir el Cuerpo de Cristo en sus hogares, sientan el consuelo del Señor y la cercanía de la comunidad.
Roguemos al Señor.
Ministro 6: Por todos los servidores en la liturgia, la catequesis, la caridad y la evangelización, para que comprendan que su servicio nace del altar y se alimenta del amor que brota del Cuerpo entregado de Cristo.
Roguemos al Señor.
Ministro 7: Por los jóvenes, para que descubran en la Eucaristía una fuente viva de sentido, identidad y vocación, y se dejen atraer por el amor real de Cristo que se hace Pan.
Roguemos al Señor.
Ministro 8: Por todos los presentes en esta celebración, para que lo vivido en este día se traduzca en una vida más coherente, más orante y más fraterna, como discípulos que caminan juntos hacia el Reino.
Roguemos al Señor.
Sacerdote (conclusión):
Escucha, Padre de bondad, estas súplicas que con fe te presentamos en este día santo. Que alimentados por el Cuerpo de tu Hijo, seamos fermento de unidad, testigos de tu amor y servidores de tu Reino.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/ Amén.
¿Qué es 3 Pasos para vivir el Evangelio Diario?
Es un espacio diseñado para acompañarte en el hermoso desafío de descubrir tu vida como un camino. Cada día nos encontramos ante la oportunidad de avanzar y este podcast busca ser una guía basada en la Palabra de Dios para dar tres pasos concretos hacia nuestra meta final: estar con Él.
Con reflexiones claras y accesibles exploramos juntos el Evangelio, desglosándolo en pasos prácticos que te ayuden a vivir más plenamente tu fe. Este esfuerzo no es solo un momento de escucha, sino una invitación a caminar juntos cada día al encuentro con Dios