Tres pasos para vivir el Evangelio Diario

Viernes 10 de Enero de 2025 – Viernes después de la Epifanía

Ciclo C – Año I – II Semana del Tiempo de Navidad
Primera Lectura 1 Juan 5, 5-13
Salmo 147
Evangelio Lucas 5, 12-16

Introducción 

Bueno hermanos, continuamos nuestro caminar. El Evangelio de hoy nos sitúa en una época en la que la lepra no solo era una enfermedad temida, sino también un símbolo de impureza y exclusión social. Según la Ley de Moisés (Levítico 13-14), los leprosos debían vivir apartados de la comunidad y anunciar su condición para evitar el contacto con otros. En este contexto, el acto de Jesús al tocar al leproso es profundamente revolucionario: rompe con las normas de pureza ritual y muestra el alcance del amor divino. Geográficamente, este evento ocurre en las regiones de Galilea, donde Jesús iniciaba su ministerio, y donde las multitudes comenzaban a seguirlo con fervor.

Evangelio

Lucas 5, 12-16

Momento de Reflexión

Desde este relato, deducimos tres pasos prácticos para vivir nuestra fe.

Paso 1: Reconocer nuestra necesidad de sanación

El primer paso es reconocer que, como el leproso, necesitamos la sanación de Dios. Este hombre no dudó en acercarse a Jesús con humildad y confianza, pidiéndole ayuda.

Pensemos en alguien que, a pesar de enfrentarse a una grave dificultad, tiene la valentía de buscar ayuda, reconociendo que solo con Dios puede encontrar la paz y la solución.

Pregúntate: ¿Reconoces tus heridas y acudes al Señor con humildad, pidiéndole que actúe en tu vida?

Paso 2: Tener fe en el poder de Jesús 

El segundo paso es depositar toda nuestra confianza en Jesús, sabiendo que Él puede sanarnos y transformar nuestra vida. El leproso no puso condiciones; simplemente confió en el poder y en la voluntad del Señor.

Pensemos en una madre que, con fe inquebrantable, ora todos los días por la conversión de su hijo, confiando en que Jesús puede obrar en su corazón.

Pregúntate: ¿Confías plenamente en que Jesús puede intervenir en tu vida y en la de los que amas?

Paso 3: Buscar el silencio y la oración para fortalecer la fe

El tercer paso nos enseña que después de hacer el bien, Jesús se retiraba a orar. Así nos recuerda la importancia de la oración en silencio para mantenernos conectados con el Padre y renovar nuestras fuerzas.

Pensemos en un sacerdote que, después de servir a su comunidad, se retira a orar en silencio, buscando la guía y fortaleza de Dios.

Pregúntate: ¿Reservas momentos de silencio y oración para encontrarte con el Señor en tu día?

Conclusión 

Concluyendo nuestra reflexión, recuerda que:

1.- Reconocer nuestra necesidad de sanación.
2.- Tener fe en el poder de Jesús.
3.- Buscar el silencio y la oración para fortalecer la fe.

Estos pasos nos invitan a imitar al leproso y a Jesús, confiando en el amor sanador de Dios y permaneciendo en oración constante. Que al vivir estos pasos, podamos experimentar la paz y la sanación que solo Él puede darnos. Que la escucha de la palabra de Dios se convierta en una bendición para toda tu jornada.